martes, 24 de mayo de 2011

15 M LOS INDIGNADOS

Estoy viviendo con emoción y cierta espectación esta movilización mayoritariamente juvenil. Siempre he creído en la rebeldía juvenil, por mi experiencia y trabajo con los jóvenes durante gran parte de mi vida. Siempre he apreciado de una manera especial al alumno crítico, contestario, inquieto y rebelde, aunque diera algún problema en la clase.
Muchas veces, sin embargo, he llegado a dudar de su compromiso, de su implicación y siempre he intentado que despertaran, que dejaran de ser tan pasotas.
!Y por fin han saltado! !Qué alegría! !Ya era hora!
Uno, un poco engreido, siente que ha contribuido de alguna manera a este despertar. Uno se siente complacido porque sus mensajes no han caido en saco roto. !Qué creido te lo tienes, tío, si quizá no hay ni uno sólo de tus alumnos en estas movilizaciones! Y si los hubiera, te crees que se debe a lo que tú les decías? El pequeño filósofo es un poco idealista e iluso y además se cree importante en su trabajo como profesor. Dejadle que sueñe un poco ahora que no da clase a adolescentes descerebrados algunos interesantes casi todos. ¿Entendéis la emoción?
Este movimiento, decía, me provoca también espectación. Asumo muchas de sus propuestas porque antes que de ellos eran mías. Pero ¿en qué acabará toda esta rebeldía? Habrá que concretar las alternativas políticas, sociales y económicas. No tenemos prisa, pero debe continuar el proceso asambleario y llegar a propuestas prácticas.
!Ánimo y Adelante!
¿Tal vez sólo son niños de papá que se divierten y juegan a protestar, perdiendo clases y en acampada permanente?