miércoles, 4 de enero de 2012

REBELDE URDANGARIN

REBELDE URDANGARIN
“Escribir en España es llorar”, decía Larra en el siglo XIX. Con la que está cayendo y con lo que nos viene encima no dan ganas de escribir. ¿Para qué? Tal vez lo mejor sea ponerse a llorar, a dormir o a emborracharse. ¡Qué tristeza y qué depresión! Ya lo veíamos venir y todo se ha consumado: La derecha con mayoría absoluta ha triunfado, los mercados han ganado las elecciones, el cochino sistema liberal se ha autolegitimado, la tecnocracia salvadora se ha instalado en nuestro país, las conquistas sociales se van perdiendo. ¡Qué tristeza y qué depresión!
Pero hete aquí que se abre una nueva puera a la esperanza y a la alegría: el rebelde y el progresista Urdangarín. ¡Quién nos lo iba a decir! Como un inteligente topo se introdujo en la familia real, en el corazón de la anacrónica monarquía para destrozarla desde dentro, sin que nadie se diera cuenta y dar así un empujón a la república. Siglos luchando contra la monarquía a favor de la república sin conseguirlo y ese deportista con un solo pelotazo le da un golpe mortal. ¡Repúblicano Urdangarín!
Tiene mérito el chico. Pero más mérito tiene el haber descubierto toda una trama de corrupción en Baleares y en Valencia, sobre todo. Muchos dirigentes de estas comunidades han cantado sus delitos, sin necesidad de tortuas, al ser descubiertos por el topo Urdangarín. Esto es otro gran servicio al país, aunque para ello haya tenido que marchar un poco su imagen.
Además se ha convertido en un modelo, en el modelo a seguir. Ya lo era cuando se casó, tan alto, tan guapo, tan deportista… pero ahora se ha convertido en el arquetipo nacional. No hay un españolito que se precie ( vale lo mismo para un vasco, catalán…) que no presuma de engañar a hacienda, de defraudar al fisco. En las esencia patrias está el fraude, la corruptela, la trampa .. y el presumir de ello, porque nos hace más listos. ¡La picaresca fue un invento nacional! Somos un país de tramposos y aquí está ahora nuestro lider.
¡Qué país de risa para no llorar!