jueves, 11 de febrero de 2010

COCHINO SISTEMA CAPITALISTA

El capitalismo está herido de muerte y debe ser ya enterrado.

Cuando nació a finales del XVIII y principios del XIX manifestó una fuerza y una potencia extraordinarias. Transformó radicalmente la economía y la sociedad. Mejoró la capacidad productiva de alimentos, vestidos, energías y bienes de producción y de consumo. Nunca hubo tantos recursos no sólo para sobrevivir mejor sino para disfrutar más. Se produjo un salto cualitativo en el desarrollo humano, mejoró la alimentación, la sanidad, el nivel de vida, los transportes, el control de la naturaleza... La energía del nuevo sistema arrasó todos los anteriores modelos de producción, como un adolescente orgulloso de su vitalidad y de sus fuerzas.

El precio que hubo que pagar fue también extraordinario, aunque quizá necesario. Explotación, desarraigo, miseria, pobreza, jornadas excesivas, destrozos de vidas y destrozos de la naturaleza. Era el mal menor necesario de unos (obreros) para que luego todos se beneficiaran del mejor sistema económico posible. Barbarie ocasional para el progreso futuro. Como un adolescente un poco descerebrado no podía ni quería controlar sus fuerzas y lo mismo sacaba lo bueno como lo malo, la creatividad, la innovación, la investigación, la inteligencia así como la violencia, la explotación, la sumisión, el poder despótico y orgulloso. (REPASAR LOS APUNTES DE HISTORIA: La revolución Industrial.)

Se nos muestra así, desde el principio, la dualidad del sistema capitalista con sus aspectos positivos y sus aspectos negativos. Negar ambos es estar ciego y ser un poco dogmático.

Como un adolescente recientemente despierto ya mostraba el sistema su objetivo fundamental: “Obtener el máximo beneficio”. Su amor propio, su egoísmo y su vanidad eran las primeras señas de identidad de uno y de otro. A la vez aparecían las características fundamentales de ambos: “La propiedad privada de los medios de producción”. La supervivencia, la posesión, la ambición aparecen como otras señas de identidad. Y por último se marcan ambos la norma que va a regir su comportamiento: “La libertad de oferta y demanda” Será la libre competencia, la lucha por el triunfo, la ley del más fuerte los únicos criterios válidos de la convivencia.

¡Qué maravilla y qué peligro!

Juventud, energía, futuro, vitalidad por un lado frente a explotación, egoísmo, violencia por otro. Este adolescente hormonado y un poco descerebrado podía ser muy peligroso. Y el sistema capitalista, de hecho, lo fue.

Como se controla un adolescente o se le controla para que no se destruya o destruya a los demás, el sistema tuvo que reformarse. El adolescente va controlando sus hormonas, va racionalizando sus impulsos, va madurando por voluntad propia y/o por la voluntad ajena. De la misma manera el sistema por la voluntad ajena, por la voluntad de los trabajadores explotados, por la fuerza y presión de los sindicatos no tuvo más remedio que controlarse, que racionalizarse, suavizarse para seguir sobreviviendo. Fue necesaria una gran reforma del sistema capitalista. Unas nuevas normas que humanizaran el sistema. Apareció así toda la legislación social, los derechos de los trabajadores, los salarios mejores, la reducción de las jornadas, el descanso , las vacaciones, la seguridad social… concesiones estas para que el sistema continuara.(REPASAR LOS APUNTES DE HISTORIA: El movimiento Obrero)

En estas estábamos cuando a este joven inmaduro y arrogante le salió un competidor más atractivo que él, que le disputaba los favores de la mayoría de la población trabajadora: El Socialismo. Se presentó este como un sistema alternativo que corregía y mejoraba al capitalismo. Este nuevo joven mostraba su atractivo, su ideal, su utopía y se llevaba de calle a muchos admiradores.

Como nuevo adolescente que quiere conquistar el mundo mostraba sus mejores intenciones y sus mejores galas: “Propiedad pública de los medios de producción”, suprimiendo la propiedad privada como la causante de la explotación. “Control de la economía por parte de la sociedad” para que la riqueza se reparta, para que la producción sea más racional y cubra las necesidades de todos. “Sociedad sin clases” porque todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, las mismas necesidades. Con estas credenciales triunfó en muchos sitios, desbancó al chulo capitalista, se ganó el fervor popular… y el mundo parecía cambiar radicalmente y la

fraternidad universal y el paraíso estaban muy cerca. Pero este joven adolescente también pecó de arrogancia y pronto se corrompió y derivó en las mismas miserias, egoísmos y defectos del otro. Se volvió pronto orgulloso, intolerante, dictador y cruel. Quizá no fuese él así, sino sus seguidores, sus discípulos, sus secuaces… los que acabaran corrompiéndolo. La miseria, la pobreza, la violencia, la represión, la muerte de muchos frente al poder y riqueza de unos pocos dirigentes que se llamaban socialistas o comunistas.

A lo largo del siglo XX el capitalismo maduró un poco más, se controló, se racionalizó y corrigió sus excesos. Con el triunfo definitivo de la democracia el salvaje capitalismo se hizo más humano, más social y así apareció la socialdemocracia como sistema político y económico. Ya está, ya se ha conseguido… el sistema ha llegado a la plenitud a la madurez, a la perfección. Se ha convertido en el mejor, en el único. Traía progreso constante, traía mejoras económicas para casi todos, mejoraba las condiciones de los trabajadores, nos llevaba a la sociedad del Bienestar.

Pero cuidado. En su entraña malvada siempre aparecían y nadie sabía cómo, ni los expertos economistas ni los sagaces políticos, unas crisis cíclicas, unas depresiones que sacaban a relucir esa entraña malvada y feroz. Años de paro, despidos, miserias, contratos basura, desesperación y hasta suicidios. ¡Son pequeños errores del sistema, son crisis de crecimiento! Pronto se solucionarán porque es el mejor y el único. Pero siempre afectaban a los mismos: a los trabajadores, a los peones sin cualificar, a las mujeres y a los jóvenes. (REPASAR LOS APUNTES DE HISTORIA: El Crack del 29, La Crisis del Petróleo)

El otro joven, el joven comunista, por los excesos cometidos, prácticamente desapareció. Casi no tenía seguidores. Malvivía un poco aislado, con muy poca credibilidad, llorando y solicitando ser admitido en el club de los anteriores.

Llegamos al presente, al siglo XXI, y cuando nos las prometíamos muy felices, cuando pensábamos que habíamos alcanzado la sociedad y la economía ideales, cuando por fin llegábamos a la Sociedad del Bienestar, una nueva crisis se cierne sobre todo el mundo capitalista. Crisis Financiera que arruina a unos pocos, los más acaudalados, y crisis económica que deja en el paro a miles de trabajadores, despidos procedentes e improcedentes, ruina y miseria, hipotecas que no se pueden pagar, 1.200.000 familias que no tienen ningún miembro trabajando (en España), jóvenes que no encuentran su primer trabajo, que no se pueden independizar… para qué voy a seguir. Y esto en Occidente, en los países más democráticos y más desarrollados. En los países subdesarrollados ¿ para qué contar? No voy a insistir que una de las joyas del sistema es y ha sido explotar al tercer mundo en nombre del máximo beneficio, de la propiedad privada y de la libre competencia. ¡Este es el maravilloso sistema, el mejor, el único, que ha desbancado definitivamente al sistema socialista que ha fracasado y está en retirada!

Pero hete aquí que para salir de esta nueva crisis, para corregir una vez más sus errores, se nacionalizar algunos bancos, se fomenta la inversión pública, se mejoran las prestaciones de desempleo… Pero ¿estas medidas no son socialistas, lejos de la propiedad privada y de la sagrada libertad de oferta y demanda? ¿El demonio socialista no había quedado desterrado definitivamente? ¿En qué quedamos?

¿Dónde están los intelectuales, los políticos, los economistas, los sociólogos? ¿No habría que hacer una reflexión profunda, buscar una solución definitiva, reformar el sistema capitalista o romperlo de una vez? ¿Reforma Profunda o Ruptura Progresiva? ¿No habría que enterrar ya al Sistema Capitalista e intentar otra vez el Sistema Socialista? Quizá debamos dar otra oportunidad al Socialismo, corrigiendo sus defectos, reformando sus lados oscuros… pero algo habrá que hacer, antes que el moribundo y explotador y cochino sistema capitalista nos arrastre a todos y arrastre al planeta.

REFLEXIONEMOS TODOS, YA QUE NO LO HACEN LOS QUE DEBEN HACERLO.