miércoles, 16 de diciembre de 2009

HARTOS DE POLÍTICA

HARTOS DE POLÍTICA.

La política es la ciencia o el arte de la buena y pacífica convivencia. Política es todo y por lo tanto es imposible desentenderse de ella. No podemos pasar de la política, porque es como pasar de los demás, es como anularnos como ciudadanos y como seres humanos.

“Yo paso de política. A mí no me interesa la política. Yo no hablo de política”.

-Cuántas veces hemos oído estas expresiones y, además, las hemos considerado

prudentes e inteligentes?

“Todos los políticos son iguales, todos ellos solo van a forrarse, todos son igual de ladrones. Sólo van a lo suyo, a sus intereses, a robar. Todos los políticos son unos corruptos y unos defraudadores”

- Sí, señor, totalmente de acuerdo. ¡Cuánta razón tienes!

“Otra vez, elecciones. Otra vez campaña electoral. Si todos dicen lo mismo, si todos prometen el oro y el moro.¿ Para qué votar y elegir, si luego no cumplen lo que prometen y sólo engordan sus bolsillos.?

- ¡Más conforme todavía, tienes más razón que un santo!. He votado muchas veces, casi por compromiso, pero no voy a votar más, me voy a abstener.

Este es el sentir de mucha gente. Y este es también el sentir de una parte importante de la juventud. Tal vez parezca justificada dicha actitud, pero es necia, peligrosa, e inmoral.

Me he pasado media vida intentando demostrar esto, desde mi puesto de profesor de historia y filosofía. No sé ni me importa mucho si he conseguido algo, pero he considerado que era mi deber, fruto de mis convicciones racionales sobre la vida social y política.

La vida humana necesita para desarrollarse, de la sociedad, de la colaboración de los demás, de la política. La sanidad, los precios de las comidas, las horas de trabajo, los sueldos, la seguridad de las calles, los embazados deseados y no deseados, las pensiones, los subsidios, las diversiones de la juventud, las parejas de hecho y de derecho, los hijos … En resumen, casi todos los aspectos de nuestra vida individual y colectiva están afectados, condicionados y hasta determinados por la Política. Las decisiones políticas, en forma de leyes, modulan y regulan toda nuestra vida. Luego pasar de política es pasar de la vida, de nuestra vida, y eso es bastante absurdo y necio.

Todos estos aspectos importantes para la vida individual y colectiva pueden ser determinados por unos pocos, por una gran mayoría, por unos expertos o por uno sólo.

Parece racional y lógico que fueran tomados por un acuerdo mayoritario, por un consenso racional entre todos los miembros de la colectividad. Sólo así tendríamos garantía de que las decisiones van a beneficiar a la gran mayoría. Las tecnocracias, las oligarquías y las dictaduras sólo han traído injusticias, discriminaciones, explotaciones y otras barbaridades que han quedado patentes en los libros y clases de Historia. Ahora bien, si pasamos de la política, si no nos tomamos en serio estos temas y cuestiones tan importantes, otros tomarán por nosotros estas decisiones, otros determinarán e impondrán las normas, las leyes, las pautas. Dejamos así el campo abierto para que técnicos, expertos, oligarcas y dictadores determinen todo a su favor y contra nosotros. Creo que queda claro que esta actitud pasota es muy peligrosa para todos y para cada uno.

La moralidad se relaciona con el deber, con la virtud, con la bondad. El ser humano frente al animal es responsable de sus actos y debe comportarse bien consigo mismo y con los demás. Este es el fundamento moral del ser humano. Sólo alcanzamos ese desarrollo moral si nos desarrollamos como tal seres humanos que somos. Es decir, si desarrollamos nuestra razón, nuestra libertad, nuestra sociabilidad. Estas son las tres características más específicamente humanas. Renunciar y pasar de política, no participar en las decisiones sobre el medio ambiente, la pena de muerte, la universalidad de la sanidad, los derechos humanos, el sistema de impuestos… es como renunciar a una parte importante de nuestra decisión racional, es como renunciar a ejercer la libertad responsable y comprometida , es como renunciar a organizar una sociabilidad más humana. Por todo ello, pasar de política puede ser inmoral.

¿Podemos, entonces, estar hartos de política?. Pues claro que sí. Estamos hartos de la política con minúsculas, de los políticos chapuceros y corruptos. Hartos de políticos sin categoría que solo buscan sus intereses, su buena imagen ante las cámaras, que sólo buscan ganar votos y hacen crítica partidista de los temas más trascendentes. Pero no podemos pasar de la Política con mayúsculas, de la gran política, de los temas importantes, de las decisiones trascendentes, de aquellas que se refieren a la vida humana individual y colectiva. Aquí es necesario participar, tomar partido, implicarse, comprometerse, argumentar y pelear. Como decía aquel: Si somos humanos, nada de los humanos nos es ajeno. Y la Política es lo que nos hace humanos, la que organiza una sociedad humana.

Ahora bien, las formas de participar son muy variadas y cada uno buscará la suya. Desde la abstención activa hasta la rebelión hay mil formas de comprometerse y de actuar en política.

Por último, son los jóvenes, los que acaban de estrenar su racionalidad, su libertad y su sociabilidad los más interesados organizar una sociedad más racional, libre y justa. ¡Ánimo y a por ella!

6 comentarios:

  1. Hola Gabi,

    es increíble, pero te encontré por casualidad. Soy una antigua alumna tuya. No sé si te acordarás, pero también diste clase a todos mis hermanos :) los Hurtado (Alfredo, Enrique, Lorea y yo). ¡Cómo pasa el tiempo! Veo que ya estás disfrutando de la jubilación (bien merecida). Fuiste uno de los mejores profesores he tenido, y creo que mis hermanos estarían de acuerdo.

    Es muy interesante tu blog. He leído todos los posts que has hecho. Te seguiré de cerca.

    Saludos

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  2. Hola Pequeño Filósofo:
    Nos hemos visto esta tarde. Nosotros salíamos del funeral de la abuela de una amiga. Una amiga del Regato. De las mejores. Como un buen puñado. Del cole guardo sobre todo eso, buenos amigos y amigas.
    Me ha encantado leer tu blog. Tus posts y los comentarios. Como ves también se podría llamar Gran Profe. Por aclamación.
    O Debates y Ducados. ¿Fumaste en tu última clase? Fumador empedernido: eso pone en el parte del hospi que me recuerda uno de mis peores momentos. Uno de esos en los que me echaste un buen capote.
    Respecto a la política, deber cumplido. Por lo menos, de entre los de mi generación, unos cuantos nos preocupamos. Hasta algunos participamos.
    El problema es que hay auténticos profesionales y artistas de la pacífica y muy buena convivencia de ellos mismos con el resto del mundo. Vamos, que conviven cojonudamente. Del cuento. Creo que habría que añadir algo a la definición para evitar equívocos. Se podría hablar de política en sentido amplio como actividad que busca el desarrollo social, la consecución de valores como la justicia, la libertad, la solidaridad... Y de política en sentido estrecho o politiquilla: la profesión de los políticos. Y es que, aunque alguno habrá que también practique la otra, lo cierto es que, éstos, nos tienen a casi todos hartos.
    Me ha alegrado mucho verte. Pasaré por aquí a menudo.
    Un abrazo,
    Edu Sáenz

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  3. Estamos hartos pero debemos seguir confiando en ellos. Nuestro voto lleva implícita nuestra opinión, nuestra confianza, nuestra sanción o nuestra crítica. Los políticos son personas y, como tal, los hay honestos y los hay corruptos. Pero debemos recordar que, en democracia, ningún nivel de corrupción es aceptable. Todos hemos escuchado cómo algún amigo se ha jactado de llevarse los folios de la oficina a casa o ha presumido de beneficiarse de la administración pública (listas de espera en Osakidetza) por la puerta de atrás. La debilidad de la democracia no viene desde “arriba” sino precisamente desde la base.

    Tenemos una cultura política tan horrible que no hay casi nadie que sea responsable de nada. Por eso nuestro voto es un acto de responsabilidad y yo, siendo mujer, se lo debo a muchas Clara Campoamor que lucharon para que yo tuviera este gran derecho.

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  4. No estoy de acuerdo s.ruizg.
    Los políticos han demostrado que no se puede confiar en ellos y hacerlo no es más que una inagotable fuente de decepciones y frustraciones. Quizá sea una irresponsabilidad no ir a votar, no lo tengo claro. Pero desde luego, confiar en ellos es una auténtica temeridad. Y precisamente porque no se puede confiar en ellos lo que sí que es una responsabilidad es controlarles. Que los poderes públicos se sientan asfixiados por la opinión pública es la mejor manera de que ejerzan sus obligaciones responsablemente. Por eso, como dice Gabi, pasar de política es necio, inmoral y peligroso.

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  5. Pues estoy a 50/50 con lo que dices, si bien es cierto con lo que dices, no puedo estar más en desacuerdo de votar a un partido o partidos mayoritarios que van en contra de derechos fundamentales (http://red-sostenible.net/index.php/P%C3%A1gina_Principal), mis derechos, que los considero tan importantes como tu dices, pues es mi futuro y el futuro de mi entorno.

    Un Saludo, Asier.

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  6. Javier: Aunque te quejabas de tener muchos alumnos en clase, yo hubiera metido cientos mas, solo para escuchar de refilón algo de todo esto...

    Aun así:
    Votar, me averguenza la pereza que me da ir a votar, pero ¿por qué será? y si me da pereza hoy que soy joven, no quiero ni pensar quien votará mañana.

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