Hay muchas formas de conocer, reflexionar y profundizar en
un tema o problema : lectura personal,
clase magistral, internet, conferencias, mesas redondas… etc .
El debate es también un elemento fundamental para
reflexionar, dialogar, intercambiar ideas, crecer intelectualmente y madurar. La
verdad absoluta no existe ni en las matemáticas, así que es imprescindible
escuchar, ver y valorar las distintas perspectivas. Juntas, enriquecen la
realidad y nos acercan a la verdad universal que solo puede ser intersubjetiva.
Así pues, el debate no solo es interesante sino necesario para el conocimiento.
El conocimiento científico y el conocimiento humanístico se han ido
desarrollando a lo largo de la historia precisamente mediante un debate
interno, latente y , otras veces, muy patente. Unas teorías eran revisadas y
mejoradas por las críticas y debates de otras. La historia del pensamiento es
un Debate Dialéctico de Tesis, Antítesis y Síntesis.
En todo este proceso serio, en todos estos debates profundos
destacaría dos cualidades: EL RESPETO Y LA VALORACIÓN DE LOS OTROS ARGUMENTOS.
En los debates que observamos en casi todos los canales de
T.V. no vemos ninguna de estas dos cualidades, más bien todo lo contrario. Sólo
pretenden entretener, divertir, mostrar un espectáculo que atrape al espectador
y, por ello, no sirven para el verdadero objetivo de un debate. Más bien lo
anulan. Generan crispación, intolerancia, fanatismos y agresividad. En lugar de abrir las mentes, de
encontrar y entender las razones del otro, de acercar planteamientos, de
dialogar compartiendo algunos argumentos, de encontrar un fondo de verdad común…
se trata de ridiculizar al otro,
derrotarle, anularle, dejarle sin palabras.. en definitiva de ganarle como sea.
Se trata de vencerle, no de convencerle, con
los medios que sean aunque sean tramposos, faltos de tacto e irrespetuosos. Se trata de taparle la boca:
ridiculizándole, mejor, pero no estaría
fuera de lugar insultarle un poco.
Ni RESPETO ni VALORACIÓN. Todo sea por el espectáculo. Viva el espectáculo, la rentabilidad de las
audiencias y el negocio. Esta es una de las razones del triste espectáculo de
nuestros debates.
En nuestras
televisiones antaño no había debates, porque estaban prohibidos y podían ser críticos,
democráticos y “revolucionarios”. Sólo “programas rosa” de cotilleo, donde unos
gritaban y discutían sobre la vida y el comportamiento de los famosos. Y tenían mucha audiencia, aunque el
espectáculo fuera lamentable. Por eso
Nuestras televisiones de hoy se han apuntado a hacer debates, a gritar y
discutir sobre temas sociales, económicos, políticos y hasta filosóficos copiando el modelo de los ”programas rosas”.
Y así nos va. No se puede hacer espectáculo de todo. No se puede banalizarlo todo. No se puede ridiculizarlo todo. Los TEMAS IMPORTANTES deben ser tratados
de otra manera, con RESPETO y VALORACIÖN,
en forma de DEBATE SERIO, aunque tengan menos audiencia y sean menos
rentables. Pero, como decíamos, prima el negocio de las audiencias.
En definitiva: “Nuestra cultura cívica está a nivel de
programa rosa”: GRITERIO. BANALIZACIÓN Y RIDICULIZACIÓN.
Si una causa de este triste Espectáculo es la rentabilidad,
las audiencias, el negocio… otra causa podía ser el “partidismo”, el proselitismo, la ganancia
de votos. Veamos: lo disfrazan de pluralidad, de distintas perspectivas, de
libertad de opinión… pero sólo se hace proselitismo. Uno, sin ser muy
espabilado, sabe fácilmente lo que va a decir cada uno de los tertulianos. Sabe
los argumentos que va a emplear y los van a exagerar tanto que muchas veces resultan
ridículos. La mayoría se muestran como publicistas de un partido y son tan
forofos como los hinchas de un equipo de fútbol. Son como anuncios
publicitarios de una marca, pero más aburridos. Ante un debate televisivo
muchas veces pensamos :“Hombre, tú qué vas a decir” “A ver por dónde sale este”
“Cómo puede decir esto” “A quién quiere
engañar”… todo tan previsible que en nada ayudan al conocimiento y a la
reflexión. No aportan nada nuevo, como no sea la satisfacción de ver derrotado
a tu adversario político y ver ganador a tu simpatizante. Y si ese triunfo es
Espectacular, Ridiculiza al adversario , es Imaginativo y provoca risas el
DEBATE ha sido un éxito para el partido
ganador y para las audiencias. El
RESPETO Y LA VALORACIÓN DE LOS ARGUMENTOS DEL OTRO brillan por su ausencia. No hay reflexión
seria, no hay acercamiento de argumentos, no hay algún convencimiento, algún
encuentro intelectual en la zona de los grises. Todo es blanco o negro. Todo es
fanatismo y dogmatismo. Y así no se educa, no se informa, no se valora con
criterio, no se fomenta la capacidad crítica, no se crean ciudadanos adultos,
responsables con conciencia cívica adulta…
Qué le vamos a hacer. ¿Exagero?. Tal vez. Me estaré haciendo
mayor, más cascarrabias y más intolerante, pero sólo pretendo mover la
reflexión y destapar algunos pseudodebates. La racionalidad va mermando, en esta sociedad
postmoderna plagada de tecnología. La Diosa Razón está al servicio del
Espectáculo y de la Demagogia. ¿De
acuerdo en alguna cosa???